Confesiones de una adicta

Una guía para reflexionar

Puedo describir perfectamente el momento donde me di cuenta que era adicta al trabajo

Mis hijos eran pequeños y aún disfrutaban que les leyera cuentos antes de dormir. Una de esas noches, mientras leía “apurada” uno de sus cuentos favoritos, esperando que se durmieran rápido para saltar a mi computadora y responder mails que me habían quedado pendientes, uno de ellos me miró y me dijo: “¿Podrías ir más despacio, ma? Hacé de cuenta que te gusta leernos...”. Casi muero de tristeza en la revelación de mi propia adicción.

Pasaron más de 10 años de esa noche y aún sigo intentando mejorar mi relación con el trabajo. Y quizás, por llevar tanto tiempo en este camino de recuperación, me he vuelto bastante hábil para reconocer a otros adictos como yo. Por eso hoy te quiero compartir una guía que te puede ayudar a evaluar tu relación con el trabajo.

Si te identificas con alguna de estas afirmaciones, es posible que estés experimentando una adicción laboral:

  • "No puedo desconectarme del trabajo."

  • ¿Revisás constantemente los mails, incluso en fines de semana y vacaciones? ¿Enviás mails a la noche después de acostar a tus hijos? ¿Te cuesta descansar un fin de semana completo? Puede que estés en problemas.

  • "No puedo dejar de pensar en el trabajo."

  • ¿No sabés qué hacer con tu tiempo libre? ¿Te da culpa descansar y no dedicar horas del fin de semana para “ponerte al día”? ¿Te desvelás pensando en cómo responderle a ese colega con quien tuviste un desacuerdo? Si tus pensamientos sobre el trabajo son constantes, ahí hay algo para revisar.

  • "Pongo el trabajo por delante de mis seres queridos."

  • ¿Atendiste una llamada laboral durante el acto escolar de tu hijo? ¿Te escapaste para conectarte a una videollamada durante el cumpleaños de tu papá? ¿Te perdiste festejos con amigos y familia por estar en un viaje corporativo? Si dejás de lado a las personas más importantes de tu vida en favor del trabajo, la adicción ya empeoró.

  • “Pongo el trabajo por delante de mi cuidado personal.”

  • ¿Comés en el escritorio? ¿Te alimentás mal porque “no tenés tiempo”? ¿Posponés el inicio del gimnasio hasta que “las cosas en la oficina estén más tranquilas”? Si sacrificás horas de sueño, hobbies y actividad física por el trabajo, estás hipotecando tu salud en el largo plazo.

Recuperarse de la adicción al trabajo es una lucha constante. En mi caso, el camino ha sido difícil y sigue siendo un desafío diario porque todavía me siento culpable cuando dejo de trabajar. Sin embargo, hoy ya reconozco cuándo tengo que frenar y cuáles son mis prioridades. Si hoy fuese mi último día, querría pasar mis últimas horas leyéndole un cuento a mis hijos y no contestando mails.

¡Hola! Mi nombre Carolina y soy adicta al trabajo... ¿Y vos?

Caro.